
Esta vez les escribo porque estuve leyendo el Salmo 16 y me encontré con “la otra cara de la moneda” de lo que leí en el Salmo 13 y compartí con ustedes en mi anterior "post".
A diferencia de lo que podemos encontrar en el Salmo 13, en estos versículos se puede apreciar a un David triunfante, lleno de seguridad y de fortaleza espiritual. Aún era perseguido, aún pasaba aflicciones y su propia vida estaba en constante peligro. Sin embargo, la actitud de David es, esta vez, completamente diferente. Es tal su gozo en el Señor, que sólo un versículo antes dice: “Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; tú sustentas mi suerte” Luego dice: “es hermosa la heredad que me ha tocado”
El consejo que viene de Dios
El versículo 7 empieza diciendo: “Bendeciré a Jehová que me aconseja” Esta vez, en el corazón de David hay alabanza y gozo por saber que es Dios quien le da el consejo y que este consejo queda grabado en su corazón y pasa a establecerse en su conciencia. Por ello dice: “aún en las noches me enseña mi conciencia” Es decir, como consecuencia de esto, cada vez que David meditaba, cada vez que reflexionaba sobre sus actos o sobre sus decisiones, su conciencia (impregnada del conocimiento del consejo de Dios) le enseñaba.
Ahora, la pregunta: ¿Cómo hago para poder conocer el consejo de Dios y seguirlo? ¿De qué manera el consejo de Dios se puede establecer, aún, en mi conciencia? La respuesta está en el versículo 8: “A Jehová he puesto siempre delante de mí”. En otras palabras: Lo primero en mi vida debe ser Dios. Como dice el versículo 2 de este mismo salmo: “No hay para mí bien fuera de ti”. Nada de lo bueno que este mundo pueda ofrecer, nada de lo bueno que pueda venir de cualquier situación o circunstancia, será realmente bueno si no está de acuerdo a la voluntad de Dios, especialmente si no está de acuerdo a la voluntad de Dios para mi vida.
Fortaleza
El versículo 8 dice también: “Porque está a mi diestra, no seré conmovido” Aquí sí se puede ver a un David fortalecido, seguro y firme. Pero, cuál es la razón de su convicción y fortaleza: Dios está con él. No porque se sienta fuerte, no porque esté armado, no porque haya un ejército con él. David se sentía y se sabía fuerte porque Dios estaba con él. Esto no es otra cosa sino comunión con Dios, oración, lectura de su palabra, confianza en él, alabanza, búsqueda de su presencia.
Cunado leí esta parte del versículo 8 me pregunté: ¿Por qué Dios quiso que quede registrado que Él estaba a la diestra de David? Por lo general, nuestra mano derecha es la más fuerte y la más hábil, así como lo es nuestra pierna derecha. Por lo general hacemos las cosas con la mano derecha y nos apoyamos con la izquierda. Digo “por lo general” porque esto no se aplica a los zurdos. Aunque el concepto sí se aplica. Bueno, entonces, ¿qué quiere decir que Dios está a nuestra diestra? ¿No será que Dios nos quiere decir que en lugar de confiar en nuestras fuerzas, en nuestras capacidades, en “nuestro lado fuerte”, debemos confiar en Él y tenerlo por nuestra DIESTRA? ¿Que si algo vamos a hacer, que no lo hagamos en nuestras fuerzas sino en las suyas? ¿Que dejemos que Él maneje con habilidad nuestra vida? Por eso, David se sabía fuerte: porque no era la fuerza de su brazo, no era su capacidad, era Dios que había tomado el control de su vida. Por eso puede decir con certeza: “no seré conmovido”.
Victoria
Encuentro en este Salmo que David sentía su vida amenazada, sabía que sus enemigos lo acechaban. Pero él estaba confiado y fortalecido en el Señor. Sin embargo, ante la contemplación de la muerte como una posibilidad cercana, él declara victoria:
Los dejo con esta promesa del Señor para todos los que le hemos entregado nuestra vida y lo hemos recibido como nuestro Señor y Salvador.
Dios les bendiga,
Marco
“Bendeciré a Jehová que me aconseja; aún en las noches me enseña mi conciencia. A Jehová he puesto siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido. Se alegró por tanto mi corazón y se gozó mi alma; mi carne también reposará confiadamente” Salmo 16:7-9
A diferencia de lo que podemos encontrar en el Salmo 13, en estos versículos se puede apreciar a un David triunfante, lleno de seguridad y de fortaleza espiritual. Aún era perseguido, aún pasaba aflicciones y su propia vida estaba en constante peligro. Sin embargo, la actitud de David es, esta vez, completamente diferente. Es tal su gozo en el Señor, que sólo un versículo antes dice: “Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; tú sustentas mi suerte” Luego dice: “es hermosa la heredad que me ha tocado”
El consejo que viene de Dios
El versículo 7 empieza diciendo: “Bendeciré a Jehová que me aconseja” Esta vez, en el corazón de David hay alabanza y gozo por saber que es Dios quien le da el consejo y que este consejo queda grabado en su corazón y pasa a establecerse en su conciencia. Por ello dice: “aún en las noches me enseña mi conciencia” Es decir, como consecuencia de esto, cada vez que David meditaba, cada vez que reflexionaba sobre sus actos o sobre sus decisiones, su conciencia (impregnada del conocimiento del consejo de Dios) le enseñaba.
Ahora, la pregunta: ¿Cómo hago para poder conocer el consejo de Dios y seguirlo? ¿De qué manera el consejo de Dios se puede establecer, aún, en mi conciencia? La respuesta está en el versículo 8: “A Jehová he puesto siempre delante de mí”. En otras palabras: Lo primero en mi vida debe ser Dios. Como dice el versículo 2 de este mismo salmo: “No hay para mí bien fuera de ti”. Nada de lo bueno que este mundo pueda ofrecer, nada de lo bueno que pueda venir de cualquier situación o circunstancia, será realmente bueno si no está de acuerdo a la voluntad de Dios, especialmente si no está de acuerdo a la voluntad de Dios para mi vida.
Fortaleza
El versículo 8 dice también: “Porque está a mi diestra, no seré conmovido” Aquí sí se puede ver a un David fortalecido, seguro y firme. Pero, cuál es la razón de su convicción y fortaleza: Dios está con él. No porque se sienta fuerte, no porque esté armado, no porque haya un ejército con él. David se sentía y se sabía fuerte porque Dios estaba con él. Esto no es otra cosa sino comunión con Dios, oración, lectura de su palabra, confianza en él, alabanza, búsqueda de su presencia.
Cunado leí esta parte del versículo 8 me pregunté: ¿Por qué Dios quiso que quede registrado que Él estaba a la diestra de David? Por lo general, nuestra mano derecha es la más fuerte y la más hábil, así como lo es nuestra pierna derecha. Por lo general hacemos las cosas con la mano derecha y nos apoyamos con la izquierda. Digo “por lo general” porque esto no se aplica a los zurdos. Aunque el concepto sí se aplica. Bueno, entonces, ¿qué quiere decir que Dios está a nuestra diestra? ¿No será que Dios nos quiere decir que en lugar de confiar en nuestras fuerzas, en nuestras capacidades, en “nuestro lado fuerte”, debemos confiar en Él y tenerlo por nuestra DIESTRA? ¿Que si algo vamos a hacer, que no lo hagamos en nuestras fuerzas sino en las suyas? ¿Que dejemos que Él maneje con habilidad nuestra vida? Por eso, David se sabía fuerte: porque no era la fuerza de su brazo, no era su capacidad, era Dios que había tomado el control de su vida. Por eso puede decir con certeza: “no seré conmovido”.
Victoria
Encuentro en este Salmo que David sentía su vida amenazada, sabía que sus enemigos lo acechaban. Pero él estaba confiado y fortalecido en el Señor. Sin embargo, ante la contemplación de la muerte como una posibilidad cercana, él declara victoria:
“Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo veaAquí resulta más que claro que David tenía puestos sus ojos en el Señor, él tenía la certeza de que si Dios estaba con él, aún triunfaría sobre la muerte y caminaría por la senda de la vida disfrutando del gozo de la presencia de Dios para siempre.
corrupción. Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de
gozo; delicias a tu diestra para siempre” (Salmo 16:10-11)
Los dejo con esta promesa del Señor para todos los que le hemos entregado nuestra vida y lo hemos recibido como nuestro Señor y Salvador.
“Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte tu aguijón?¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria ?” (1 Corintios 15:54-55)
Dios les bendiga,
Marco
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